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Sérgio Reyes – EL CEMENTERIO DE ANIMALES DE MONSERRAT SE CONSOLIDA

Es único en la Comunidad Valenciana y el tercero de España.

El único cementerio de animales de la Comunidad Valenciana ha logrado consolidarse, debido a su gran aceptación. Las propietarias, Milagros Heras y María Dolores Cortés, socios ambas de Sena, la firma promotora de este especial camposanto, matizan al hablar de “único”, el aspecto legal del tema.

“Nos referimos a que nuestra empresa cuenta con todos los permisos y requisitos legales exigidos para la práctica de una actividad un tanto atípica en nuestro país”, según comentan sus impulsoras.
El cementerio de animales de Monserrat funciona desde 1998, debiéndose su diseño al arquitecto valenciano Juan Vicente Campos. Sobre una superficie de unos 7.000 metros cuadrados, todo está pensado para el último descanso de los animales. Doscientas tumbas jalonan ya el espacio, habiéndose recogido, hasta el momento, 200 reservas. Entre las mascotas enterradas se hallan perros, gatos, palomas, pollitos y hasta un poni.

Los enterramientos están divididos, por razón de tamaño, en tres clases: los de 70, 80, y 120 centímetros, con un ancho proporcional. Uno de los objetivos perseguidos es acabar con las actuaciones irregulares. Según explican Heras y Cortés, “existen alternativas ilegales, como enterramientos incontrolados o cremaciones. Nosotras creemos que un cementerio que ofrezca todas las garantías es la mejor salvaguarda para la higiene”. asimismo, afirman que sólo hay otras dos instalaciones similares en toda España, en Madrid y Cataluña.

Mónica Fuentes – LA ÚLTIMA MORADA DE LOS AMIGOS MÁS FIELES

Unas 550 mascotas, la mayoría perros y gatos, reposan en los cementerios de animales de la Comunidad Valenciana.

“Aquí reposan los restos de un ser que poseyó todas las virtudes del hombre sin ninguno de sus vicios”. El epitafio que dedicó el poeta Lord Byron a su perro preferido es una de las inscripciones que puede leerse en las lápidas del cementerio de animales de Monserrat, Sena. Otras más sencillas rezan: “Te queremos”, “No te olvidamos”, “Estás en nuestro corazón”, y en algunas figura la foto de la mascota que inspiró a sus dueños ese amor tan intenso que supera los límites de la muerte. En Sena hay enterrados 250 animales, la mayoría perros y gatos, pero también un hamster, un pony y dos palomas. Es un recinto de siete mil metros cuadrados en la periferia de Monserrat donde los domingos por la mañana se reúnen mayores y niños para dar un paseo y poner flores en la tumba de sus seres queridos.

“No quisimos crear un espacio fúnebre con nichos y panteones sino una especie de jardín donde la gente puede encontrarse a gusto” comenta Mila Heras, que junto a María Dolores Cortés dirige Sena. “A veces, las personas que pierden a su animal de compañía sienten un dolor tan profundo que piensan que son unos bichos raros. Aquí comprueban que hay otros que experimentan esos sentimientos y les resulta reconfortable y consolador”, comenta Mila.

En Sena las tumbas están a nivel de suelo al estilo de los cementerios americanos, lápidas de cerámica o granito en las que figura el nombre de la mascota y la fecha de su muerte. En torno a una cuidada vegetación “ que hemos enriquecido entre todos pues al principio tuvimos problemas con el terreno”, señala Mila. Mayores fueron los que se presentaron para conseguir los correspondientes permisos, unos tres años de trámites burocráticos, pues la legislación al respecto es muy compleja.

En Sena hay fosas dobles de tierra y obra, de tres tamaños distintos. Las más pequeñas para gatos o perros menudos valen 19.800 pesetas, las más grandes, 28.600. A los animales se les entierra en ataúdes y envueltos en un sudario que debe fabricarse a medida cuando se trata de ejemplares grandes ya que en España no se comercializa ese tipo de productos.

En las afueras de Viver (Castellón), cerca del campiña de esta localidad, funciona el cementerio de animales más antiguo de la Comunidad, Can-Yupi. La idea surgió de María Puchol hace once años cuando murió su querido pastor alemán Yupi. Tras visitar los cementerios de animales de Madrid y París para informarse al respecto y franquear la barrera administrativa, lo puso en marcha. Es un terreno de 17 hanegadas en una ladera cubierta de plantas aromáticas y flora autóctona, un cementerio ecológico. En el recinto hay 300 animales enterrados y cada fosa de tierra o tapizada de piedras de rodeno vale 30.000 pesetas para cinco años.

M. J. Hervás – ADIÓS A UN SER QUERIDO

Monserrat tiene el único cementerio animal valenciano.

Unas 300 familias han encontrado en Monserrat un lugar donde rendir memoria a sus animales. Se trata de un peculiar cementerio, único en tierras valencianas, que acoge los restos de aquellos seres, en su mayoría perros, que a pesar de no gozar de condición de humanos han sido para muchas personas un miembro más de la familia.

Once años dan para mucho cariño. Durante este tiempo Jax, un perro teckel, ha vivido junto a la familia de Dieter Werres como si de un miembro más se tratase. Ha compartido muchas experiencias con estos ciudadanos alemanes, que residen en Valencia, e incluso ha viajado por numerosos países junto a ellos.

Hoy reposa en el único cementerio valenciano de animales, emplazado en Monserrat, entre flores, plantas y acompañado de otras 300 mascotas. Un espacio éste que, lejos de la frialdad y seriedad que respira en cualquier camposanto, luce por su carácter natural, en el monte, con más aspecto de parque que de cementerio.

Milagros Heras y María Dolores Cortés, dos jóvenes valencianas, han acercado esta posibilidad a cuantas personas han amado a sus mascotas. En 1998 abrieron este cementerio buscando para los animales “el respeto que se merecen como seres vivos que son”. Pero embarcarse en tal aventura no fue casual. A María Dolores se le traspone la cara cuando recuerda el motivo que les impulsó a ello. “Allí, frente a nosotras, un hombre tiraba al contenedor un perrito muerto, a medio cubrir, al que se le veían incluso las patas”. Esto les hizo plantearse qué pasaría con sus animales cuando llegase la hora. Necesitaban un lugar para rendirles memoria que no existía en Valencia, puesto que así lo comprobaron tras investigar al respecto. De hecho, legalizado, tan sólo existe un cementerio d este tipo en Madrid y otro en Cataluña, según comentan.

Los animales muertos suelen ser depositados en cualquier contenedor o barranco, o bien incinerados sin posibilidad siquiera de presenciar el acto o quedarse con las cenizas. Ambas pensaron que debían hacer algo, y lo hicieron; una labor que ya ha brindado a más de 300 familias la oportunidad de contar con un lugar dedicado al recuerdo de sus mascotas.
Las leyendas escritas sobre cada una de las pequeñas losas de cerámica o granito que presiden las tumbas, todas ellas circundadas de plantas, no mienten sobre los sentimientos. “Tu familia nunca te olvida”, una de las más habituales inscripciones, muestra más si cabe, el afecto que una persona puede llegar a tener por un animal.

“Toby, gracias por darme tanto cariño”, “Sanson, te queremos”; “Linda, con cariño de tu amita que no te olvida”; “Natalie, has sido como una estrella fugaz, pero nos dejaste una gran destello”; “Chispa, no te olvidamos”, o “Darling, gracias por darnos todo. Nadie ocupará tu puesto” son dedicatorias que no necesitan mayor explicitad, la mayoría de ellas acompañadas por la foto del animal.

A pesar de que los animales enterrados suelen ser perros y gatos, también han encontrado su sitio en este lugar un poni, dos palomas, un hámster, algunos pajaritos e incluso un pollo, Flop, cuyo epitafio versas así: “A pesar de lo que digan, te quiero”.

Como Dieter Werres, son muchas las personas que han manifestado su congratulación a Milagros y a María Dolores por el servicio que ofrecen. Aunque los clientes proceden sobre todo de la ciudad de Valencia, a unos 25 kilómetros de Monserrat, y de los municipios de alrededor, también los hay de lugares como Gandía o Palma de Mallorca, y varios extranjeros residentes en la provincia. Los días de visitas son los jueves y los domingos, siendo esta última jornada la que mayor afluencia registra. De hecho, tal como comenta Milagros, más del 50% de las personas que tienen enterradas a sus mascotas en este lugar lo frecuentan semanalmente.

“Aquí al final estamos como en familia, pasamos un día agradable en un entorno agradable. Están haciendo un gran trabajo -señala Dieter Werres-. Los domingos suelen venir muchos niños que juegan en el pequeño estanque con los patos que tenemos”.